martes, 1 de marzo de 2011

Innovación - Capítulo I - AZUD - Minipresa reciclada para riachuelos diseñada por dos Ingenieros en Diseño Industrial

La utilización de fertilizantes para garantizar una mejor producción agrícola, el uso en exceso del agua de la lluvia para los cultivos y la propia erosión natural del terreno, ha provocado una ‘deshidratación’ de los suelos cuya consecuencia es la pérdida de vegetación y, por tanto, de pastos para el ganado. Regenerar esa capa herbácea de una forma sostenible, aprovechando el agua de los pequeños riachuelos y de los arroyos, es el objetivo de un proyecto industrial diseñado por dos estudiantes de Ingeniería en Diseño Industrial de la Universidad de Valladolid.

Irene Estrada Martínez y Raúl González Gómez son los creadores de una minipresa fabricada con módulos elaborados a partir de plásticos desechados, que se pueden adaptar a la anchura del río hasta un máximo de ocho metros. El alto no supera los dos metros y medio. El dique cuenta con una pieza central, achatada arriba para que rebose el agua cuando alcance el nivel deseado, y con un aliviadero en la parte inferior para que el río pueda fluir de forma natural cuando ya no sea necesaria la acción de la minipresa. El resto de los bloques se ‘anclan’ en función del ancho del caudal, y en las orillas se colocan las piezas que soportan la presión del agua. Todo fabricado con plástico reciclado, a excepción de los cimientos de hormigón.

El proceso de su emplazamiento se completa con el ‘dibujo’ de pequeñas canalizaciones en la parte anterior a la presa. Así, el agua no se queda estancada, sino que se filtra por las zanjas y puede después discurrir por los ‘caminos’ naturales del subsuelo. La longitud y profundidad de estos surcos artificiales dependerá de las características del terreno–de su arenosidad y porosidad–. Gracias a ello, el terreno recupera la hidratación perdida por la actividad humana o por la propia erosión de la naturaleza, y se regenera la capa vegetal. «El hombre explota mucho los suelos, y las capas freáticas van bajando. Si antes las plantas metían un poco la raíz y ya tenían la humedad necesaria para sobrevivir, ahora hay capas que incluso han desaparecido y a los vegetales ya no les llega el agua», explicó el profesor Ramiro Merino, coordinador del proyecto de fin de carrera de los dos estudiantes.

Con la idea del respeto al medio ambiente por bandera, Estrada y González fueron más allá en su proyecto de creación de la minipresa, pues no sólo se fijaron en los beneficios que experimenta el terreno después de su instalación, sino que también cuidaron el proceso de fabricación. Por eso, apostaron por el empleo de materiales de residuo, en este caso plásticos, con el objetivo de minimizar la cantidad de materia prima ‘nueva’. «La idea es aprovechar la máxima cantidad de residuos, que se mezclan al 50% conmaterial virgen, ya que otra proporción no permitiría mantener las propiedades necesarias para soportar el empuje del agua», explicó Irene Estrada, la coautora de este proyecto patentado desde hace dos años por la Universidad de Valladolid.

Además de utilizar plásticos usados procedentes, por ejemplo de botellas o tuberías, otro de los beneficios de estos materiales es que no necesitan una temperatura muy alta para su fundición y, por eso, favorecen el ahorro de energía. «El material se calienta en un molde a 250 grados y, una vez que se enfría, ya se puede utilizar».

Los ayuntamientos de municipios situados en zonas con déficit hídrico o incluso países con escasez de agua, como pueden ser los de la cuenca Mediterránea, son los ‘clientes’ potenciales de este invento que se apoya también en las nuevas tecnologías para controlar y modificar el nivel de agua en función de las necesidades. «La minipresa cuenta con un sistema de telemando, controlado a través del teléfono móvil, para saber en todo momento la cantidad de agua. En época de lluvia, la afluencia será máxima y discurrirá por el vertedero, pero cuando baja el nivel, se puede ver el porcentaje que queda y los días de reserva», es el funcionamiento de un dispositivo de control desarrollado por Daniel Merino.

Una minipresa práctica, viable y sostenible con el medio ambiente, lista para poner enmarcha.

Artículo publicado por G. Estrada en "El Mundo de Castilla y León" en su sección "Innovadores" de la edición del 28-02-2011.

Desde "Solución Renovable" nos gustaría anotar una pequeña aclaración que no viene reflejada en el artículo, el nombre de la minipresa es "AZUD". Muchas felicidades a Irene y Raúl, que ven de algún modo recompensado el duro esfuerzo realizado durante el diseño y presentación de su proyecto.